Me hace mucha ilusión enseñaros las fotos del enlace entre Marianela y César, una boda en Sitges, en el Palau Maricel, un lugar increíble junto al Mediterráneo que esconde grandes sorpresas en su interior.

Esta boda no fue una boda típica, todo lo contrario.

Sólo con deciros que los invitados junto a los novios hacían 16 personas comprenderéis que fue algo muy íntimo y especial.

El Palau Maricel es un edificio que compró a principios del siglo XX un coleccionista de arte norteamericano.

Tras adquirir el antiguo Hospital de Sant Joan y las casas de los pescadores de la plaza con el mismo nombre, transformó en la joya novecentista que es hoy día.

A Marianela y César los conocí en la boda de unos amigos suyos que fotografié el año pasado y desde aquí le doy las gracias por confiar en mí para fotografiar su día.

Ellos ya habían ido a Sitges el día anterior pero sólo querían fotos de los preparativos, la ceremonia y el reportaje.

Una vez allí, di una vuelta por el entorno y ya pude comprobar que el lugar donde se realizaba esta boda en Sitges tenía un encanto fuera de lo normal.

Comenzamos con los preparativos en casa del novio y en la que se reencontró con su hermana, que hacía tiempo que no veía.

Ya preparado el novio, me acerqué hasta el hotel donde se alojaba Marianela, una habitación con estilo veneciano y grandes ventanales.

En todo momento su hermana y su madre fueron detalle a detalle vistiendo a la novia. Se respiraban nervios e ilusión a partes iguales.

En las puertas del Palau esperaba nervioso César, mientras Marianela apareció a pie con su bonito vestido de verano y un ramo de girasoles.

Una vez concluída la ceremonia subimos al patio junto a los invitados, donde hubo tiempo de felicitaciones y brindis por los recién casados.

Un lugar de 10, una pareja de 10.